La temperatura tiene influencia sobre el crecimiento de prácticamente todos los organismos.

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En la planta, la respuesta depende mucho de la especie, pero hay en general una temperatura mínima (0-5 ºC) debajo de la cual la planta no crecerá, una temperatura óptima (20-35 ºC) en la cual crece mejor y una temperatura máxima (45-52 ºC) superada la cual la planta muere o al menos no crece.

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Estas temperaturas reflejan en qué parte de la tierra pueden crecer las plantas.

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También la temperatura del suelo es importante, ya que por ejemplo la absorción de agua y solutos por las raíces disminuye si la temperatura del suelo desciende a un nivel bajo.

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Los factores térmicos ejercen una gran presión sobre la adaptación morfológica y fisiológica de las plantas, las que deben soportar variaciones climáticas a lo largo del año, como ocurre en las zonas templadas, manifestando diversos estilos de crecimiento y desarrollo.

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Las adaptaciones están relacionadas con:

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• la duración de la vida de las plantas

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•  la ubicación y protección de las yemas persistentes durante la época desfavorable (invierno).

 

Según la duración  de la vida de las plantas podemos encontrar especies que presentan:

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